del libro Kirchner, el amo del feudo. Daniel Osvaldo Gatti
La actividad legal de Kirchner se especializó en la asesoría a comercios locales
y como apoderado de empresas.
Automotores de Dios, La Opinión Austral, LU12, el comercio de
electrodomésticos Bercon y la financiera Finsud, fueron algunos de los que
contrataron sus servicios, a los que agregó la gestión de cobro y recupero.
El rescate de televisores, pianos, bicicletas, etc., le ganó el odio de muchas
familias que, por siempre, tendrían presente su figura y la de sus laderos,
llevándose un bien de su casa. Fue el caso de Henry Olaf Aaset, alias Pilin,
quien de niño vio, con lágrimas en los ojos, cómo Lupín le secuestraba el
televisor.
La inquina le quedó y ya de grande, abogado, desde el Frente Grande, trataba
de “mafioso” a su colega, Gobernador, sabiendo todos el origen de su bronca.
Luego, algo ocurrió en la vida de Pilín, quizás le devolvieron el viejo y enorme
aparato o sólo vió el filón frente a sus ojos, pero se convirtió en el actual
abogado personal de Kirchner, en su representante ante el Consejo de la
Magistratura y en defensor de cuanto funcionario fuera acusado, entre ellos de
quienes golpearon salvajemente a los caceroleros el 26 de abril de 2002.
No sólo el niño Aaset sufriría al abogado Kirchner, los descalabros provocados
por la Circular 1.050, de José Alfredo Martínez de Hoz, fueron aprovechados
por Lupín para engrosar su patrimonio inmobiliario, aprovechando su posición
en Finsud, lo que le permitía comprar las deudas hipotecarias o hacer las
ofertas en los remates.
Esto fue así al extremo que su estudio se asemejaba más a una inmobiliaria,
hacia finales de la dictadura, que al prestigioso estudio del que se ufanaría 20
años después, ante los medios nacionales que le preguntaban, asombrados,
por la gran cantidad de viviendas que aparecieron en la declaración de bienesde su esposa, presentada ante el Senado.
Lupin: Nestor Kirchner