jueves, 26 de febrero de 2009

ANECDOTARIO DISCEPOLIN

Enrique Santos Discepolo (1901-1951) Poeta Popular

TANIA Y LA FLACA
Llegan al país algunas voiturettes (auto deportivo, descapotable) importadas para funcionarios y gente del gobierno.
Evita llama a Tania y le hace entrega de dos unidades.
Una para ella y otra para Discépolo a quien quería y admiraba profundamente (se dice que la muerte del escritor sumió en una depresión a la mujer de Perón y apresuró el avance de su cáncer).
Cuando Discépolo se entera del regalo, le exige a su esposa que devuelva inmediatamente los autos.
Tania trata de salvar, aunque sea, el suyo.
Discépolo le propone el divorcio si no cumple con su exigencia.
Tania habla con Evita y resuelven mentirle a Enrique.
Le dicen que la cantante le compraba, y pagaba en cuotas, una de las voiturette.
Evita le 'inventó' unos papeles que servían como facturas de compra y venta y todo quedó solucionado. '
'Vos y la Flaca me están cagando'' dijo Discèpolo, pero no podía hacer nada.
Entonces acordó con su mujer subir al auto solamente en el asiento de atrás.
Las veces que usaron el automóvil de la discordia, Tania manejaba y el poeta iba disfrutando del paisaje como si tuviera chofer.
El castigo era cumplido a rajatablas.
Sin capota, la gente de la ciudad de Buenos Aires veía a Discépolo paseando sentado en la parte trasera del auto.
''Siempre soñé con tener de chofer a una mujer'', decía Enrique (no sabía manejar, ni tenía auto propio).
La pasividad de Tania duró poco y devolvió el auto a los pocos días.