jueves, 12 de marzo de 2009

HISTORIA VOTO FEMENINO . PROVINCIA SAN JUAN

Según los datos oficiales, en las elecciones generales de agosto de 2007, fueron el 73,6% de las habilitadas para votar, superando a los hombres que tuvieron un 71,5% de participación.
En las legislativas de octubre de 2005 el padrón femenino presente fue del 73,2% y el masculino del 69,8%.
Para las elecciones a gobernador, vicegobernador y diputados provinciales y nacionales de octubre de 2003, fue a votar el 72% del padrón femenino y el 68% del masculino.
Para los comicios de abril de 2003, cuando se eligió presidente y vice, se presentó a votar un 77,8% de las mujeres inscriptas y el 75,3 de los hombres.
En épocas del cacerolazo, para las legislativas de 2001, en San Juan sólo votó en poco más de la mitad del electorado femenino: de 209.174 electoras asistieron unas 123.350.
El repunte femenino se dio en 2003, cuando el voto femenino creció en casi 19 puntos con respecto al porcentaje de 2001 y fueron a las urnas 44.244 mujeres más que las que habían ido dos años atrás.En el voto femenino San Juan fue pionera.
Antes de que el Congreso aprobara en 1947 el voto femenino a nivel nacional, el país ya contaba con dos antecedentes en San Juan.
Durante la gobernación de Domingo Faustino Sarmiento en 1864 se logró que las mujeres votaran por primera vez en el país, pero sólo para elegir a los intendentes del distrito cuyano. Fue en 1927 cuando la Constitución sanjuanina otorgó a las mujeres los mismos derechos y obligaciones electorales que para los hombres y pudieron votar por primera vez para categorías generales el 8 de abril de 1928.
Tres días después de asumir su cargo, el gobernador sanjuanino Aldo Cantoni llamó a elegir convencionales constituyentes.
Doce bloquistas, dos socialistas y un demócrata progresista sancionaron en 1927 la nueva carta orgánica de la provincia que, entre otras cosas, extendía el voto a las mujeres.Según el nuevo texto, las mujeres no sólo tenían derecho a votar sino a ser elegidas para desempeñar cargos públicos.
En abril de 1928 tuvieron ocasión de estrenar sus libretas cívicas y dieron una sorpresa: votó 97% de las inscriptas, frente a 90% de los varones.
El histórico paso se dio en una época en que existía un sentimiento arraigado de no conceder a las damas un derecho reservado a los hombres, lo que se debía en parte a que se consideraba que las mujeres no estaban preparadas políticamente para votar y, especialmente en las clases altas, para proteger a la mujer de los excesos asociados a la política.
En los siguientes días de sancionada la Constitución, el cantonismo comisionó a varias mujeres en cargos ejecutivos como Eva Arroyo y la señora Correa Yanzón en dos municipalidades y Emar Acosta como Defensora de Menores, la misma mujer que en 1934 se convirtió en la primera en ocupar una banca.